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Arquitectos: Carlos Manzano Arquitectos
- Área: 161 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Amores Pictures
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La segunda planta de un edificio centenario del corazón de Madrid se transforma en un apartamento de alquiler de corta estancia y uso turístico. Cuando la propietaria heredó el hogar de su infancia y regresó 45 años después encontró la casa intacta, tal y como la recordaba. Encontró un apartamento dividido en innumerables habitaciones diminutas, con techos altos, un largo pasillo, suelos de baldosas y ventanas en color ocre. La vivienda de su infancia, pero esta vez vio algo diferente: potencial y un desafío. El proyecto de reforma persigue dos premisas fundamentales: Destacar los rasgos característicos de la construcción original y Repensar su distribución para acoger un uso adecuado a nuestros días.
La reforma destaca y distribuye mediante crujías. Una (crujía) es una división vertical de un edificio; por ejemplo, en una iglesia, el término generalmente se refiere a la división de la nave en secciones consecutivas. La vivienda está constituida por una secuencia de 6 crujías, 6 secciones consecutivas que definen y guían el espacio. La crujía 1 alberga la sala de estar, que coronan dos pequeños balcones tradicionales madrileños con carácter y una chimenea. En la crujía adyacente, la 2, es donde se encuentra el comedor y la cocina abierta. El acceso a la vivienda se realiza a través de la tercera crujía, convirtiéndose en corazón y espacio organizador de las distintas zonas.
Esta tercera crujía sirve de división entre las áreas privadas y las públicas, existiendo así una separación fundamental entre las zonas de día y las de noche. Las últimas tres crujías dan paso a las habitaciones, que giran alrededor del patio del edificio. Respetar el valor y la singularidad de la arquitectura tradicional madrileña es un condicionante fundamental a la hora de conservar el alma y el carácter de la vivienda. Así, mostrando los techos altos, recuperando las molduras originales, restaurando las carpinterías existentes y dándoles una mayor presencia a los pilares de madera característicos de la estructura de este tipo de edificios se logra recuperar la tradición arquitectónica y ponerla en valor.
Paralelamente, se derriban tabiques para dar pie a un gran espacio en cada crujía, sustituyendo las 3 o 4 estancias que albergaban antes y permitiendo una mejor relación entre los espacios abiertos y bañando el espacio de luz y ventilación natural. Todos estos elementos se han combinado con acabados actuales y mobiliario de diseño mediterráneo y escandinavo del siglo XX que fomentan el diálogo entre lo antiguo y lo moderno. El resultado es una reforma auténtica en la que se han respetado los rasgos característicos del edificio resaltando la tradición de la construcción en la ciudad, pero adaptándola a un uso actual.